miércoles, 22 de octubre de 2014

Solstafir- Ótta (Atmosferic Post Rock)- 2014

Hay discos, que son especiales, en los que solamente importa la música y nada más, ni si se venderá más,la industria, el comercio. Sólo la música cuidada y hecha con cariño, mirando cada detalle para que sea perfecta. Y esto, por desgracia pasa muy poquitas veces, por eso cada vez que encuentras algo así, lo guardas y que no se te escape nunca. Venían de un tremendo doble disco "Svartir Sandar", los finlandeses que han evolucionado un poco su sonido, más frio, un poco menos atmosférico, pero delicado y genial. De lo mejor que nos dejará este 2014 seguro.


Un disco, claramente atmosférico, te rodea y te persigue. Un disco frio, solitario, minimalista, perfectamente nos transporta a la misma carátula del álbum o a cualquier paisaje de su Islandia natal. Ocho canciones de viaje, donde nos podremos relajar con los largos pasajes instrumentales y nuestra mente se quedará en blanco, un lugar donde los problemas se quedan en el exterior. Donde todo está calculado y medido, en donde cada punto de intensidad y fuerza, encaja en su lugar a la perfección, que nos ilumina, nos asombra, nos mueve, para después volver otra vez a la suave tranquilidad. Me impresiona como cuatro músicos, pueden controlar todo solamente con su sonido. La temperatura del espacio, el paso del tiempo, el ciclo de las mareas o el paisaje en el que movernos. Simplemente una experiencia genial.

Muy buenos temas que nos encontraremos dentro, y para darle más gracia y encanto, todas cantadas en islandés, ¡claro que si, macho!. La canción inicial, es simplemente increíble " Lágnaetti", con su tenue piano y una voz susurrante, como la que te cuenta un cuento de buenas noches, que te muestra la escena sin prisas, un mar a tu derecha, su olor a sal, y sin más ese mar se enfurece, entra la batería y el bajo, todo se mueve a tu alrededor, la voz ahora es preventiva y viva y como vino se va, el piano vuelve y todo se calma. Claro ejemplo de lo que nos encontraremos en el resto de canciones, donde habrá buenas dosis de Folk, con un característico banjo, que le queda al resto como anillo al dedo, donde el trabajo en las cuerdas te moldea todo a su antojo. Una voz menguante, lineal o con falsetes un control tremendo que te transmitirá un sin fin de cosas. Un piano protagonista y gélido, que deja pasar algún rayo de sol.

Placentero y trabajado. Un disco con el que se debe tener la mente bien abierta, y darse cuenta de toda su complejidad. Pero de verdad, que es un regalo, merece muchísimo la pena, de verdad. Obligado quedarse fascinado y envuelto por esta música que baila para ti.



Autor reseña: Jorge Bielba

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